La maldición de «El Hombre que mató a Don Quijote» sigue y ahora Terry Gilliam pierde los derechos

Tras un largo proceso judicial, y habiendo estrenado la película en el Festival de Cannes el pasado mes de mayo, el cineasta se ha quedado sin su propia película. Quijotesco, cuanto menos.

El accidentado camino del Don Quijote de Terry Gilliam aún no ha terminado. Y eso que ya ha sido casi más accidentado que el de la historia original del personaje de Miguel de Cervantes. Han sido dos décadas de producción, en las que se incluyen una primera intentona en los primeros 2000 -que sufrió la hospitalización de su primer protagonista, Jean Rochefort, y la cancelación del rodaje por unas agresivas tormentas en suelo español-, una segunda una década después -en la que conseguir financiación parecía una tarea imposible y el segundo protagonista, John Hurt, también tuvo que abandonar el proyecto por enfermedad- y una victoria final en el año 2016, con un Jonathan Pryce que por suerte no ha enfermado y un estreno por todo lo alto en el Festival de Cannes de este año bajo el nombre de ‘El hombre que mató a Don Quijote’. Incluso se estrenó, el pasado 1 de junio, en las carteleras españolas.

Parecía que iba a quedar para la historia viva del cine este conjunto de sucesos malditos, quijotescos, que se incluso se recogieron en el documental ‘Perdidos en La Mancha’ (2002), de Keith Fulton y Louis Pepe. Pero la película ha sufrido un nuevo golpe: tras meses de procesos judiciales que enfrentaban a Gilliam con un antiguo productor del filme, Paulo Branco, los juzgados de París han dado la razón a éste último, que reclamaba los derechos sobre el filme.

¿Qué significa esto? Pues que el cineasta tendrá que pagar a Alfama Films, productora de Branco, un total de 10.000 euros en comisiones. Curiosamente, Gilliam había ganado un primer juicio, que le permitió mostrar la película en Cannes, pero la victoria final se la ha llevado el productor. «Los derechos de la película pertenecen a Alfama, y cualquier explotación comercial de ella ha sido completamente ilegal y sin nuestra autorización», declaraba Branco en Screen Daily.

Ateniendo a esto, y según el resto de sus declaraciones, la cosa se va a poner fea. Branco amenaza con emprender acciones legales con todos aquellos que se han lucrado de la película sin pedirles autorización, algo que incluye no sólo a Gilliam, sino también al propio Festival de Cannes. «Esta película se ha hecho de forma ilegal. Es la primera vez que veo tanta gente embarcada en la misión de producir y distribuir una película de la que no tienen los derechos de propiedad intelectual», ha asegurado el productor, que ahora, por fin, tiene a la justicia de su parte. Habrá que esperar para conocer más consecuencias de esta noticia y qué opina Gilliam al respecto. Al final, es él quien ha invertido veinte años de su vida en llevarla a buen puerto.

Fuente: Fotogramas